Mostrando entradas con la etiqueta DISCOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta DISCOS. Mostrar todas las entradas

25 may 2011

Sôber: Crónica de su regreso






Cinco años después de su separación, el 1 de mayo ha sido la fecha señalada para que Sôber vuelva oficialmente a los escenarios. Hora y media de concierto en el que los madrileños, con la sentida baja de Alberto Madrid, han ofrecido un vibrante directo que ha servido para repasar todas las grandes canciones de su discografía demostrando que después del tiempo transcurrido, todavía tienen mucho que aportar a la música española. 

Tras un avance en el Hard Rock Café de Madrid y su aparición en el Viñarock, Sôber ha elegido la simbólica fecha del día del trabajador para volver a poner los pies en la carretera y dar el pistoletazo de salida en Barcelona a esta gira de reencuentro. Son las 21:30 en punto cuando en una sala Apolo a reventar se empiezan a escuchar los gritos del público. Carlos Escobedo y los suyos aparecen en escena dispuestos a ofrecer lo mejor de su repertorio. Son muchos años de espera y el público está expectante ante lo que se les viene encima. El concierto se inicia con una mezcla entre canciones de sus primeros discos (Synthesis y Morfología) como “Versus”, “Vacío”, “Cubos” o “La prisión del placer” con las coreadas “La Nube” y “Cientos de preguntas” de su último trabajo discográfico: Reddo. En esta parte inicial del concierto la banda también da a conocer en directo la canción inédita “Sombras” que formará parte del recopilatorio De aquí a la eternidad que tiene prevista su publicación el próximo día 25. Aunque el concierto está siendo animado parece que el público, formado en su mayoría por gente que ronda los 30 -aquellos que crecieron musicalmente con la banda-, necesita una mayor motivación. Pero los madrileños lo tienen todo calculado y saben que ese extra llegará a través de su exitoso Paradÿsso, el disco que les catapultó al Olimpo del metal estatal. Primero “Mis cenizas” y posteriormente “10 años” ponen definitivamente al público en onda. Pero por desgracia la fiesta no es completa y es que desgraciadamente alguien no ha podido estar presente. En noviembre de 2006 nos dejó Alberto Madrid y con él, uno de los mejores baterías españoles. Un sentido “Adios” es el tema elegido por la banda para que todos tengamos la oportunidad de rendirle tan merecido homenaje. Pero seguidamente, y por si eso no fuera suficiente, Carlos Escobedo se pone a los mandos de una segunda batería que en combinación a la de Manu Reyes, digno sucesor de Madrid, y las guitarras de Jorge Escobedo y Antonio Bernardini ofrecen una improvisación instrumental de gran calidad musical muy apreciada por todos los presentes. Así, con ese poso nostálgico Sôber se despide hasta los bises. Y como ya son muchos años encima de los escenarios, la banda ha reservado lo mejor para el final. Y lo mejor, irremisiblemente tiene que ir ligado a Paradÿsso. Primero “Arrepentido” y seguidamente “Eternidad” y “Paradÿsso” sirven para que nadie de los presentes pueda dejar de moverse. Pero aún queda algo más, la guinda del pastel y es que cualquiera que conozca mínimamente al grupo sabe que el cuarteto madrileño no está dispuesto a despedirse sin conseguir que el público se vuelva completamente “Loco”. Con una versión tremendamente apasionada con acordes finales del “Master of Pupetts” de Metallica, Sôber demuestra que los años no les han hecho mella, que todavía saben como dar caña. Definitivamente, Sôber ha vuelto y lo ha hecho a lo grande.

Iván Sobrino

23 may 2011

JAKOB DYLAN



 Women and Country
 Sony Music

Segunda aventura en solitario para “el hijo de Bob”. Dos años después de su debut como solista, el vástago de Bob Dylan regresa con “Women and country”, un trabajo formado por once temas en el que Jakob Dylan sigue afianzando su propio sonido basado en las profundidades del country y el folk americano de siempre. Un nuevo paso con el que demuestra que su carrera como cantautor debe ser longeva y exitosa. 

Cuando el apellido Dylan acompaña a tu nombre, tu carrera musical entra en un contrapunto con el que es necesario lidiar. Por una parte, no cabe duda de que ser el hijo de una de las grandes figuras de la historia de la música te ayuda a abrir puertas que para otros siempre permanecerán cerradas. Pero, al mismo tiempo, debes afrontar la inmensa presión que supone cargar a tus espaldas con tamaña herencia familiar sabiendo que cada cosa que hagas será comparada y en la que casi con toda probabilidad saldrás perdedor de todos los duelos con tu padre. Asumiendo esa situación, Jakob Dylan optó por formar un grupo (The Wallflowers) alejado del característico sonido de su padre. Una banda con la que empezar a construir su carrera. Fueron cinco discos de rock alternativo con los que consiguió un relativo éxito, especialmente con el destacable LP “Bringing Down the Horse”. Tras más de diez años de experiencia musical y dejando que las cosas fluyeran de forma natural, decidió que era el momento de afrontar su carrera en solitario. 

Su sueño de niño de ser cantautor se hacía realidad en 2008 con la publicación de “Seeing Things”, su primer álbum en solitario, con el que salió bien parado tanto por parte de la crítica como del público. Superado el primer desafío, ahora Jakob Dylan regresa con Women and country”, una apuesta más ambiciosa con la que afianzar definitivamente su carrera como solista. Para ello, el menor de los Dylan ha sabido rodearse de excelentes mimbres para asegurar el mejor sonido posible. No en vano cuenta con el reconocido productor T. Bone Burnett (galardonado con varios Grammy y el Oscar por la canción principal de la película “Crazy Heart”) que ya produjo el mencionado álbum de The Wallflowers “Bringing Down the Horse”. En “Women and country” también cuenta con las colaboraciones de Neko Case y Kelly Hogan en los coros de ocho de las 11 canciones del álbum, así como músicos de primera fila como Marc Ribot o Greg Leisz. 

Toda esta comunión de talento se aúna para crear un clima muy especial a lo largo de todo el disco a través de la consolidación de las raíces musicales americanas que fueron su influencia y ese toque personal de alt-country y folk alternativo que se convierte en su línea clara de trabajo. Un disco en el que Jakob ha optado por cavar en lo más profundo de su ser en busca de un sonido más introspectivo, más meditado y sosegado al que quizás le falte cierta fuerza en determinados momentos imbuido por una espesura conceptual que hace que se le achaque al trabajo una densidad innecesaria que puede hacerlo monótono. Aún con este pero, es indudable la capacidad del autor por construir bellas baladas con preciosas melodías y magníficas letras que narran historias casi familiares con esa magnífica voz en la que te imbuyes, casi como si cantara para ti. Piezas como Nothing but the whole wide world, Everybody’s hurting o Yonder come the blues en las que la instrumentación, su voz y el acompañamiento de los coros, todo se conjunta en la consecución de melodías bucólicas. Temas como Rain dogs que evoca al mejor Tom Waits o Smile when you call me that deudor del Bruce Springsteen más introspectivo ayudan a ver la línea marcada por este segundo trabajo del cantautor. Una línea con la que Jakob da fe de su capacidad para crear geniales melodías que consiguen que todo te resulte cercano, familiar, desde la primera escucha. Canciones conmovedoras que se mueven entre la sensibilidad y la introspección, alejadas de las luces y la grandilocuencia. Historias mínimas llenas de significación personal. Es cierto que no sale de una zona de confort que es en la que se maneja. En su música no hay riesgo, sabe cual es su sitio y no se aleja de él. A medida que su carrera avance estos peros se convertirán en verdaderas exigencias, pero de momento nos quedamos con lo bueno de este “Women and country” que no es poco. La alargada sombra de Bob Dylan cada vez está más difuminada para Jakob.

Iván Sobrino

20 may 2011

FROM FIRST TO LAST


 

Throne to the Wolves
Rise Records
 

El 16 de marzo salía a la venta el cuarto trabajo de los norteamericanos From First To Last. Tras numerosos cambios en la formación, la banda vuelve con Throne to the Wolves a sus orígenes musicales con un sonido reconocible y unas letras que apuntan con malicioso sarcasmo a la industria musical y a los críticos. Tal vez no refloten un género ya desgastado pero al menos creen en lo que hacen.

From First To Last vuelve al panorama musical y lo hace para retomar las señas de identidad que perdieron en su anterior trabajo. Y es que Throne to the Wolves se aleja de ese rock alternativo al que apuntaban con su anterior disco para volver a aquellos elementos con los que se convirtieron en un grupo de referencia dentro del emocore gracias a sus dos primeros álbumes Dear diary, my teen angst has a body count y Heroine. 
Sí, muchos seguro que pensáis que el emocore está muerto, que tan rápido como subió se desgastó y no es necesario reavivarlo. Y en eso hay parte de realidad pero no es menos cierto que si se mira este disco fuera de los prejuicios que el género produjo, la vuelta de FFTL hay que catalogarla como digna. De sus inicios ya sólo queda Matt Good, convertido en el líder espiritual de la banda, pero él y sus nuevos pupilos se han marcado el reto de hacer aquello que querían, creen en lo que hacen y así lo demuestran decididos a ganarse de nuevo la confianza de todos aquellos fans decepcionados con su anterior trabajo. Con un sonido mucho más crudo y pesado que el de su predecesor, la banda se ha mantenido fiel a sus señas características, basadas en esa mezcla de melodía y dureza a través de la combinación de potentes riffs metálicos, ritmos atronadores que se juntan al griterío que ofrece Good con su poderosa voz.

El disco en su conjunto suena sólido, cohesionado. Con un notable trabajo de guitarra, las canciones suenan muy bien, ofreciendo un puñado de temas pegadizos que dejarán satisfechos a todos aquellos que hayan seguido a la banda desde sus inicios. Por todo lo que ha llovido en lo que al emocore se refiere, parece difícil que el público y la crítica se libren de los prejuicios, pero de hacerlo descubrirá un álbum más que correcto. Tal y como aúlla Matt Good en una de las canciones que componen este Throne to the Wolves "prefiero ser un artista muerto de hambre que un crítico rico". Ellos ya se han liberado, conocen el camino a seguir, y lo hacen con seguridad y suficiencia. Ahora toca que el público y la crítica también se libere y se dejen guiar por la senda que FFTL ofrece.

Iván Sobrino

13 may 2011

EL PACTO



Hoy es un buen día
Mass Records/Música Global Discográfica


Los alicantinos de El Pacto, tras cinco años de conciertos por su ciudad natal, dan el salto al panorama nacional con Hoy es un buen día. Con un pop fresco y lleno de vitalidad, han supuesto una auténtica sorpresa en el mundo musical este año y han conseguido que varios sellos, entre ellos el Terrat, se unan para promociarlos. La potente voz de Anabel García aspira a llenar de canciones poperas el verano en la Costa Blanca, y en toda España.

Doce canciones de pop tocadas por un grupo de rock y entonadas con un muy particular tono de voz hacen de Hoy es un buen día uno de los discos revelación del 2010. El grupo ha conseguido crear un estilo propio y reunir en sus conciertos a gentes de todas las edades, desde niños a abuelos, con una vitalidad y una luminosidad musical digna de un grupo puntero. En sólo unos meses, han llenado salas de toda España con canciones como “La reina de los mares”, “Volver a empezar” o “Puede que sí”. La juventud y las ganas de triunfar se reflejan a la perfección en las notas de estos temas, que te sumergen en un ambiente de felicidad y alegría desde el primer momento. Desde que Buenafuente apostó por ellos en su programa, el año ha sido un no parar para estos admiradores de Amaral o Revólver. Ante el optimismo que irradian, es difícil no contagiarse de sus letras y salir a la calle con una sonrisa y cargado de vitalidad. Y en estos mundos que corren, se agradece y se necesita una carga de felicidad en las canciones que se nos presentan en nuestros quehaceres diarios.

Ana Espejo





9 may 2011

Bullet for my Valentine



 Fever
Jive


Bullet for My Valentine siguen dando grandes pasos en su afán por evolucionar en su sonido. Fever, el tercer trabajo de los galeses, bebe de los clásicos del Heavy y del Hard Rock para convertirse en su disco más maduro hasta la fecha. Un cóctel de ritmos con el que la banda demuestra tener la suficiente calidad para convertirse en uno de los grupos de referencia del metal británico. 

Su primer trabajo -The Poison- los convirtió en una de las auténticas revelaciones del metal británico. Con su segundo álbum, Scream Aim Fire, se liberaron de cualquier prejuicio ofreciendo un disco tremendamente potente. Ahora Bullet For My Valentine (BFMV) vuelven con Fever y lo hacen para confirmar todo lo bueno que apuntaban. Y es que si algo define a este cuarteto galés es la ambición por no estancarse y seguir sorprendiendo a su legión de fans. Con Fever, BFMV consiguen el que es su trabajo más maduro hasta el momento. Tal vez el disco pierda algo de caña con respecto a su antecesor -con ello regresan a la concepción de su primer larga duración- pero lo hace para combinar sus acostumbradas canciones llenas de energía y vitalidad con un puñado de medios tiempos que ayudan a que cada canción tenga una consistencia independiente sin que con ello la conjunción del trabajo se resienta lo más mínimo. Y es así como este álbum logra una fusión equilibrada entre la visión más poderosa del metal y las melodías del Hard Rock clásico. Basten los cuatro primeros cortes del disco para ejemplificarlo. 

El primer golpe viene dado por "Your betrayal" un cañonazo musical en el que la melodía se queda a la primera escucha. A ésta le sigue la canción que da título al disco y con la que la banda continúa con la potencia musical del primer tema. Cierra esta tríada de explosión musical "The last fight", con una eficiente combinación de potentes guitarras con voces guturales, especialmente en el segundo tramo de la canción. El inicio del disco resulta brillante. Con la cuarta pieza, "A place where you belong”, la banda cambia de tercio hacia algo más sosegado. Es una balada que se inicia con un riff acústico y no deja de crecer hasta finalizar en todo lo alto. Y así prosigue el disco, perpetuándose a lo largo del mismo esa mezcla dosificada entre la caña y el sosiego que proporcionan sus medios tiempos y con los que consiguen una eficaz combinación de ritmos. Aún así no todo puede ser bueno. La banda, que sin ser virtuosos demuestran su capacidad para componer piezas musicales sencillas pero tremendamente efectivas, sigue careciendo de unas letras sólidas con las que dar un mayor empaque a sus canciones. En todas flota en el ambiente esa idea de desamor y de las sensaciones que ello provoca dejando un poso ciertamente lastimoso para lo que su música ofrece.

Fever demuestra la capacidad de BFMV para combinar la potencia con la sensibilidad así como el heavy con el rock clásico demostrando que la banda sigue la senda correcta para alcanzar las metas a las que aspiran. Cuando sean capaces de mejorar sus letras habrán dado el paso definitivo para ser una de las bandas más reconocidas del metal contemporáneo.

Iván Sobrino

6 may 2011

BRANDON FLOWERS



Flamingo
Vertigo / Mercury

Brandon Flowers, cantante de The Killers, debuta en solitario con "Flamingo". Aprovechando el parón temporal que la banda se ha tomado, su líder se lanza a experimentar por separado en un disco que mantiene el compromiso con el rock característico de la banda al que le añade su toque personal, más comedido, más melancólico. Un camino al yo interior de Brandon Flowers.

Después de tres álbumes de estudio, un recopilatorio, millones de discos vendidos, giras recorriendo todo el mundo y una fama que traspasa fronteras, The Killers decidieron parar de forma indefinida. Nueve años de trayectoria casi sin descanso hicieron que la banda decidiese dar prioridad a otros aspectos de su vida para no acabar odiando su profesión. Todos excepto su hiperactivo líder, Brandon Flowers, el cual durante la gira de su último trabajo “Day & Age” exprimía cualquier momento para componer las canciones de un futuro nuevo álbum de la banda. Y así fue como lejos de empujar esas canciones al fondo del cajón, Flowers decidió hacerlas suyas y, con el beneplácito de la banda, lanzarse a la aventura del debut en solitario con este “Flamingo”. Diez canciones -catorce en la edición deluxe-, en las que el cantante hace un giro hacia su pasado, hacia su infancia, en una especie de oda a la ciudad que le vio crecer, la ciudad del pecado, la inconfundible Las Vegas. 
Para los acérrimos fans de The Killers comentar que no esperen encontrar un disco con canciones que suenen completamente a su banda predilecta. Y es que aunque el primer single, Crossfire, podía dar esa sensación, el disco en general explora más en las influencias de Flowers que en las de la banda. Sí, se mantiene cierto gusto por esas melodías bailables tan características del grupo, pero esto acaba quedando supeditado a una onda más tranquila y sosegada. No hay grandes himnos a lo Somebody told me o Human ni canciones especialmente pegadizas y las guitarras, lejos de la electricidad que se le imprime en la banda, quedan lastradas para dar una sensación de mayor suavidad. Es como si Brandon Flowers hablara de su pasado desde la posición de madurez actual que ocupa. Casado, con dos hijos y entregado a sus creencias religiosas da la sensación de que el artista le dijese a sus fans: esto es lo que he sido, lo que ahora soy y lo que pienso. La búsqueda de su yo interior a través de su voz y de unas letras introspectivas y melancólicas que nos muestran la cara más personal de Flowers. 

Así nos encontramos con ese homenaje envenenado a su ciudad natal en Welcome to fabulous Las Vegas, su infancia en Only the young, el guiño a la festiva México en Jilted Lovers and Broken Hearts y profundas baladas como Playing with fire y On the floor, donde mezcla el country con el  gospel. Un disco en el que pueden encontrarse influencias a los dos lados del charco desde Lou Reed o Bruce Springsteen en Estados Unidos hasta New Orden o U2 en UK. Un trabajo lleno de metáforas sobre la religión, el cielo y el infierno, el juego... y con el recuerdo a su madre fallecida siempre presente. Un disco sobre todo aquello que ha hecho ser a Brandon Flowers la persona que es. 

Por todo ello Flamingo es un disco pensado para salas pequeñas, donde sobresalga su voz y Flowers pueda ofrecer al público su visión más personal de la vida. Tal vez no sea lo que el gran público esperaba, pero el artista tenía la oportunidad de experimentar con lo que él consideraba que más le llenaba y así lo ha hecho. Es la aventura más introspectiva y experimental del miembro más inquieto de The Killers, canciones de combustión lenta para los días más melancólicos.

Iván Sobrino

29 abr 2011

IVÁN FERREIRO



Picnic Extraterrestre
Warner

Picnic extraterrestre” es el cuarto trabajo en solitario de Iván Ferreiro, ex líder de los añorados Los Piratas. Realizado por el artista vigués con la colaboración de sus inseparables Amaro Ferreiro –su hermano- y Pablo Novoa, los doce temas que lo componen se mueven en la ambivalencia de los sentimientos, en un choque de extremos que resulta excesivo incluso para él. Un disco poco accesible que se queda lejos de superar lo ofrecido en sus dos primeros trabajos.

Quiera o no quiera, el nombre de Iván Ferreiro siempre estará irremisiblemente ligado a la banda viguesa Los Piratas. El característico pop rock con aires experimentales con el que el grupo triunfó entre los 90 y los primeros años del siglo XXI constituyen una sombra demasiado alargada para que su ex
frontman pueda escapar de ella. Por desgracia ya hace seis años de su separación y las inquietudes de Iván en el mundo de la música le llevaron a iniciar su carrera en solitario. Desde entonces sus dos primeros discos “Canciones para el tiempo y la distancia” y “Las siete y media” se constituyeron en dos productos prometedores que demostraban que su carrera como solista podía resultar fructífera. Sin embargo, su último disco, “Mentiroso, mentiroso”, bajó considerablemente el nivel al resultar excesivo e irregular. Y en esas llega este año su cuarto trabajo de estudio, este “Picnic extraterreste” que debía confirmar si la anterior producción era sólo un borrón en su carrera o Ferreiro estaba empezando a perder su toque. La realidad es que se acerca más a esta segunda opción. Lo primero que me viene a la cabeza sobre este álbum es la palabra paciencia, que es la aptitud que se necesitará tener para encararlo. Y es que es un disco poco accesible al que hay que hacer frente con cierta distancia para poder hincarle el diente sin aborrecerlo en el intento. Y es que a veces da la sensación de que Iván Ferreiro tiene una necesidad de complicarse la vida, de querer reinventarse con cada cosa que hace. Y en ocasiones, esa visión inconformista, lejos de ser una virtud, puede hacer caer al artista en un halo de irreverencia narcisista perjudicial. 
 
La principal novedad del álbum radica en el protagonismo específico que adquiere la voz de Ferreiro. En un trabajo sin un especial interés por la composición sonora, el cantante se la juega al tener que transmitir todas las sensaciones buscadas a través de los diversos registros que su voz adquiera. En un trabajo marcado por la ambivalencia entre el amor y el dolor, entre la intensidad y la dulzura, el producto que ofrezca su voz es la clave. Y el resultado desgraciadamente deja un cierto poso cansino y monótono, como si hubiera faltado algún apoyo sonoro a lo largo del trabajo. Para comprender esa disyuntiva sentimental que Ferreiro nos ofrece, bastan las dos primeras canciones como ejemplo. El comienzo suave que ofrece la semi-acústica Canción de amor, nos brinda un espacio de quietud y paz que contrasta con Cabaret, una canción que resultará apetitosa para sus fans por la intensidad por la que podrán cantarla en el directo. Del aire melancólico gira hacia una explosión de cálida felicidad. Contraste. Esa es la búsqueda en la conexión de las piezas. De la frustración de Paraísos perdidos (probablemente la mejor canción del disco) al romanticismo de La Jetee. De la sensibilidad de Perdidos a la conmovedora despedida de Luna de miel. De lo dulce a lo agresivo, del desasosiego a la esperanza. Un paseo por el contraste de las sensaciones a través de la voz del cantante que, aunque como premisa podría resultar acertada, acaba cargando. Mención aparte merece Fahrenheit 451, el escogido erróneamente como primer single. Una pieza con un estrambótico estribillo y un tufo hipócrita en su letra que no convence para nada. 
 
Aunque sus composiciones siempre resultan curiosas y puede que hasta sorprendentes, Ferreiro no tiene medida. Este último disco nos ofrece a un artista imbuido en su propio caos sin la capacidad necesaria para dar la pincelada justa en cada momento y con ello, el resultado final acaba emborronándose. Exceso. De contrastes, de intensidad emocional, de sensaciones que sin dosificarlas acaba resultando cargante e incómodo en su escucha y aunque resulte paradójico, acaba resultando monótono.
Si ya eras fan de Iván Ferreiro disfrutarás de este “Picnic extraterrestre”, si no es así, mejor busca otras alternativas más sugestivas.

Iván Sobrino