20 may 2011

FROM FIRST TO LAST


 

Throne to the Wolves
Rise Records
 

El 16 de marzo salía a la venta el cuarto trabajo de los norteamericanos From First To Last. Tras numerosos cambios en la formación, la banda vuelve con Throne to the Wolves a sus orígenes musicales con un sonido reconocible y unas letras que apuntan con malicioso sarcasmo a la industria musical y a los críticos. Tal vez no refloten un género ya desgastado pero al menos creen en lo que hacen.

From First To Last vuelve al panorama musical y lo hace para retomar las señas de identidad que perdieron en su anterior trabajo. Y es que Throne to the Wolves se aleja de ese rock alternativo al que apuntaban con su anterior disco para volver a aquellos elementos con los que se convirtieron en un grupo de referencia dentro del emocore gracias a sus dos primeros álbumes Dear diary, my teen angst has a body count y Heroine. 
Sí, muchos seguro que pensáis que el emocore está muerto, que tan rápido como subió se desgastó y no es necesario reavivarlo. Y en eso hay parte de realidad pero no es menos cierto que si se mira este disco fuera de los prejuicios que el género produjo, la vuelta de FFTL hay que catalogarla como digna. De sus inicios ya sólo queda Matt Good, convertido en el líder espiritual de la banda, pero él y sus nuevos pupilos se han marcado el reto de hacer aquello que querían, creen en lo que hacen y así lo demuestran decididos a ganarse de nuevo la confianza de todos aquellos fans decepcionados con su anterior trabajo. Con un sonido mucho más crudo y pesado que el de su predecesor, la banda se ha mantenido fiel a sus señas características, basadas en esa mezcla de melodía y dureza a través de la combinación de potentes riffs metálicos, ritmos atronadores que se juntan al griterío que ofrece Good con su poderosa voz.

El disco en su conjunto suena sólido, cohesionado. Con un notable trabajo de guitarra, las canciones suenan muy bien, ofreciendo un puñado de temas pegadizos que dejarán satisfechos a todos aquellos que hayan seguido a la banda desde sus inicios. Por todo lo que ha llovido en lo que al emocore se refiere, parece difícil que el público y la crítica se libren de los prejuicios, pero de hacerlo descubrirá un álbum más que correcto. Tal y como aúlla Matt Good en una de las canciones que componen este Throne to the Wolves "prefiero ser un artista muerto de hambre que un crítico rico". Ellos ya se han liberado, conocen el camino a seguir, y lo hacen con seguridad y suficiencia. Ahora toca que el público y la crítica también se libere y se dejen guiar por la senda que FFTL ofrece.

Iván Sobrino

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