6 abr 2011

10 DISCOS IMPRESCIDIBLES DE LA ELECTRÓNICA



Difícil tarea la de dejar en diez la lista de los discos electrónicos anteriores a 2000. Se echarán de menos nombres como Sabres of Paradise, los magnéticos L.F.O, los sorprendentes y maravillosos D.A.F., los más pop Erasure, Camouflage, Pet Shop Boys, Soft Cell o a Can, Gary Numan, Orbital , The Chemical Brothers, por poner solo unos ejemplos de artistas que podían haber ocupado esta lista con todo el mérito del mundo.
Sin embargo, la intención es descubrir una serie de discos capitales a los menos iniciados en los sonidos electrónicos, que tanta creatividad han aportado al panorama musical. Habrá otra lista de discos posteriores al año 2000.



APHEX TWIN (Selected ambient Works 85-92)


Richard D. James es un genio. Y un monstruo. Y una bestia. Y todo ello lo tiene Selected Ambient Works. Publicado en el sello belga R & S, en 1992, desde la primera escucha se convirtió en un clásico del techno inmediato. Un disco que influiría a generaciones posteriores (y las que quedan aun por influir). En principio iba a ser totalmente instrumental, sin embargo, algunos temas contienen samples de voz. El uso de la música ambiental, la percusión en manos de Aphex Twin, su capacidad para crear mal rollo con una atmósfera… todo esto está aquí. Menos minimalista que I Care because you do, es el techno de los ochenta y a Eno de donde parte para crear la obra. Y completan los toques ácidos tan 808 State y drum and bass. Si además, según dice, algunas de las composiciones datan de cuando tenía ¡14 años!, la admiración torna en asombro. De lo más simple te hace una obra de arte, eso es lo que hace la cabeza pensante del irlandés. Prueben con “Heliosphan”, “Green Calx” o la inquietante y maravillosa “Ptolemy” y lo entenderán.



AUTECHRE (Amber)


Los Joy Division del techno, el grupo más cerebral de la historia de la música electrónica, Intelligent Dance Music (IDM), la tristeza hecha sonido… se acaban los calificativos para este dúo londinense de ingenieros de sonido que utilizan los sintetizadores analógicos como base de una música tan inclasificable como especial. En 1997, alucinados quedamos como transmitían esto al directo en una de las primeras ediciones del Festival de Benicassim. Podrían estar en esta lista Incunabula o Tri Repetae, pero el disco de 1994, supuso la confirmación del grupo con el tan temido segundo largo. En él toma importancia la secuenciación, examinada casi milimétricamente y su consecuencia, un concepto del ritmo al alcance de muy pocos. Su obra ha ido de menos a más en el terreno experimental y Amber confirma su querencia primeriza por el baile. “Further” sorprende por su colchón melódico y por su geometría, la irreductible “Nil” es creciente en su desarrollo y transmite esa inquietud tan lograda por Autechre, “Foil” rompe los esquemas del ritmo y la triste “Slip” lleva a la pista de baile la sensibilidad de lo analógico. Rob Brown y Sean Booth, Autechre, o cómo pensar con los ojos abiertos y estáticos.


NITZER EBB (Ebbhead)


Cuarto disco del grupo de Essex, dúo formado por Douglas McCarthy y Von Harris. Fue producido por Alan Wilder y por Flood y salió a la luz el 30 de Septiembre de 1991. Para muchos, la exaltación de energía y de e.b.m. que supuso su debut, That total age nunca fue alcanzada por ninguno de sus discos posteriores y de hecho, Ebbhead fue uno de los más criticados por sus seguidores en su momento. Sin embargo, con el tiempo, me parece un ejercicio de estilo considerable. El dúo asumió unos riesgos de los que salió airoso y aleó su característico sonido con otros provenientes del rock, como ya se intuía en Showtime. Destaca “Lakeside Drive”, cuatro de los minutos más rotundos de su carrera, un auténtico hit como fue “I give to you”, en el que McCarthy “canta” como nunca y el techno heavy de “Godhead”, donde las máquinas consiguen unos de los riffs más recordados de la electrónica.
Nitzer Ebb abandonan definitivamente la camuflada sofisticación de los ochenta y saludan a los noventa con un album más orgánico y que quizá supuso un punto y aparte que no han conseguido superar.


FRONT 242 (Geography)


El primer disco como tal de los belgas, datado en 1982, supuso un auténtico oasis en el mundo de la new wave que por entonces reinaba. Y se vio que fue en Centroeuropa donde mejor se asimilaba la herencia de Kraftwerk y DAF y se le daba un estilo propio y reconocible. El sencillo “U-Men”, directo, conciso y al estómago, sirvió de presentación de lo que serían otros catorce temas. Marcó una época y Frontline Assembly o Die Krupps bien podrían dar cuenta de ello. La voz de Jean Luc de Meyer, misteriosa y perfectamente integrable en la música de Front 242, ayudaba a una conjunción de sonidos analógicos nada convencionales, efectos de sonido y una percusión industrial milimétrica. “Operating Tracks”, para el que escribe, la mejor representación de e.b.m. en todos los ochenta, “With your cries”, con una voz dirigida directamente al centro del cerebro y la maravillosa “Kampfbereit”, donde la expresión “menos es más” cobra fuerza, son tres ejemplos del comienzo de una carrera luminosa en su desarrollo, siempre oscura en su concepción y analógicamente excitante. Bruselas no es la Unión Europea, es la ciudad origen de Front 242.



DEPECHE MODE (Some Great Reward)


De entre todos los discos del cuarteto más famoso de la electrónica de los 80, es quizá Some Great Reward (1984) el que les emparenta con una manera especial y muy singular de hacer música. El que entroncó directamente con una época en la que supieron encajar perfectamente y consiguió una comunión con un público con el que se identificaron ya de por vida. Luego, fomentaron esto con joyas como Black Celebration o Music for the Masses. SGR es oscuro, industrial y a la vez sensible, romántico y pesimista. El disco de electrónica perfecto para cualquier afterpunk que haya mamado de Closer. La percusión realizada con martillos y otros elementos sonoros (“People are people”, “Master and Servant”) y el toque industrial de “Something to do” así como el toque electropop de “Lie to me” o “Stories of old” colocan este disco en el altar de DM. ¿Algo más? Sí. La capacidad para sensibilizar de “Blasphemous Rumours” y de emocionar de “Somebody” . ¿Religión, sexo, compromiso político? También lo tiene. ¿Más en menos minutos? Difícil.



KRAFTWERK (Computer World)


En 1981, los cuatro de Dusseldorf publican su disco más directo. Las bases llegan a su punto álgido y vuelven a maravillar como ya lo habían hecho en Autobahn, Trans Europe Express y The Man Machine. Las composiciones vocales son mucho menos sintetizadas y el disco habla de ordenadores y tecnología. Avanzado a su tiempo, como casi todo lo que han hecho Kraftwerk, en esta ocasión no sólo se adelantaron estéticamente sino también en los temas que tratan las canciones: “Computer Love” habla del amor a través de las computadoras (¿se imaginaron los futuros chats?), “Home Computer” (el ordenador como parte esencial de los hogares) o “Computer World” (el mundo tal y como lo entendemos casi treinta años después).
Las melodías del disco enseguida se hicieron reconocibles, desde la divertida “Pocket Calculator”, hasta la juguetona “Numbers” y el album se convirtió en un éxito comercial inmediato, seguida de una de las giras más celebradas del grupo. En el 2003, en su vuelta a los escenarios, este disco fue uno de los que más canciones aportó al show.
Influyente (el vocoder utilizado ha influido en muchos artistas de electro), fresco y visionario, Computer World ha pasado a la historia como banda sonora de nuestras vidas electrónicas y como joya de los padres de todo esto.



BRIAN ENO (Music for airports)


Podían estar cualquier disco de Klaus Schulze o de Tangerine Dream, pero es este Music for Airports uno de los discos más influyentes del sonido ambient realizado por el artista al que nos referimos. El ex componente de Roxy Music compuso este disco de 4 temas y 42 minutos de duración en 1978 y fue uno de los primeros discos que es totalmente ambient en su carrera. Fue ideado por Eno tras quedar atrapado varias horas en una sala de espera del aeropuerto de Colonia. Una especie de respuesta también, al manido rock progresivo que inundó la década de los años setenta. Un piano eléctrico, uno acústico y un sintetizador, amén del silencio como componente sonoro fundamental en el concepto global de Music for Airports, fue todo lo que se utilizó para dar forma a este cúspide de lo minimal. La influencia de Eno en grupos electrónicos posteriores como Future Soound of London o The KLF y en grupos ajenos a este estilo como Bauhaus o Dead Can Dance, así como en variaciones del estilo posteriores como el illbient, son innegables. Ha sido llamado el “paisajista sonoro” por excelencia y qué duda cabe que esta vuelta de tuerca al krautrock que supuso la serie ambient de Brian Eno, le hace merecedor de tal calificativo y de ocupar un puesto de oro en la música electrónica del siglo pasado.





DJ SHADOW (Endtroducing...)


El único americano de la lista. Josh Davis, desde sus comienzos como DJ en la radio dejó bien claro que lo convencional no iba con él. Un melómano reconocido y reconocible que mezcla en sus discos jazz, funk, soul, techno y casi todo lo que entre dentro de su batidora sonora. Endtroducing… (1996) fue su debut en largo y fue recibido portada la crítica internacional unánimemente como un disco capital de los noventa. Fue compuesto por Dj Shadow con el Akai MPC60, instrumento que combina secuenciación Midi y samples de audio. No es del todo así, pero se comentó durante largo tiempo que fue el primer disco compuesto únicamente con fuentes sampleadas. Realmente hay unas voces grabadas en estudio, pero esto no resta ni un ápice el mérito de la composición de tal obra maestra. Fraseos de jazz, atmósferas ambient, hip hop experimental, nada se escapa en los 62 minutos más excitantes de mediados de los noventa. “Building Steam with a Grain of Salt”, “Midnight in a Perfect World” o la increible “What does your soul look like”, revisitada al final del disco, ejemplarizan la amalgama bien concebida y explotada hasta la última expresión por el artista californiano.



PSYCHE (Unveiling the secret)


Quizá el menos conocido de los discos de esta lista. Fue publicado en 1986 por el duo de techno pop canadiense Psyche (Darrin C. Huss y su hermano Stephen). Aunque por entonces utilizaban los pseudónimos de Anthony Red y Evan Panic. Habían publicado multitud de cassettes anteriormente pero hasta el año 85 no habían conseguido publicar nada (Insomnia Theatre). Influidos por Suicide y por los artistas de la electronic body music, Psyche consiguen envolver sus influencias con unas melodías inolvidables y una voz distinta, rasgada y a la vez, profunda. Una de las voces, junto a la de Alison Moyet, menos asignables a priori con el estilo electrónico.
Unveiling the secret”, single que da nombre al disco, es con mucho, su mejor canción y su repetitiva melodía hace de ella una canción mágica, algo lisérgica y clásica de los años ochenta. “Black Panther” o “Prisioner to Desire” tampoco le van a la zaga. “Thundershowers” supone un avance de por donde irían los tiros en la carrera posterior de los canadienses. Un disco a descubrir, a disfrutar y a recuperar.



BOARDS OF CANADA (Music has the right to the children)


El repaso a los diez discos previos a este siglo termina con el debut en Warp del dúo escocés Boards of Canada (Michael Sandison y Marcus Eoin). No hace mucho se supo que detrás de esos nombres, se esconden una pareja de hermanos. Alucinados se quedaron la mayoría de aficionados a la electrónica en el mundo con estos 17 cortes. El uso de los sonidos analógicos propios de los últimos años 70 y sobre todo, esos sampleos de niños que literalmente, transportan a otra dimensión sonora, hace de Music has the right to the children un clásico casi instantáneo. La maravillosa “Smokes Quantity” ya había aparecido en su album de 1995, Twoism. El espectro visible de colores, el cosmos de Carl Sagan, toques científicos, psicodélicos, casi oníricos, conforman el album más completo del grupo. “Telephasic Workshop” y las geométricas “Triangles and Rhombuses” y “Turquoise Hexagon Sun” (tierna y a la vez misteriosa) son dignas de destacar por el uso de la percusión. El disco de dos conceptos cercanos y lejanos a la vez, la geometría y la infancia, un disco que trasciende una etiqueta o un estilo concreto y captura tanto a seguidores de la electrónica como a melómanos en general.

QUIQUE ESPEJO

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