8 abr 2011

LICHIS: UN MÚSICO DE LOS PIES A LA CABEZA




Miguel Ángel Hernando, es conocido por tod@s los que le rodean como Lichis. Es un tipo sencillo, educado y con un peculiar sentido del humor. Ya le han empezado a salir las primeras canas en ese cabello, negro azabache, que se mueve siempre rebelde. No es alguien que parezca estar obsesionado con su manera de vestir. Le gusta el rojo atardecer y comparte aventuras con un gato llamado “Afri” y su gata “Manuela”. Tiene cierto aspecto misterioso y algunos lo consideran un músico maldito y de minorías. Pero esto es algo que se ha dicho siempre de los grandes genios.

Lichis viene de familia obrera. Sus padres, Miguel y Carmen, nacieron en Jaén, de ahí su afición por la rumba. Un día dejaron su casa para ir a Barcelona, como tantas otras personas en aquella época de escasez. Corría el año 1970 cuando en el mismo barrio barcelonés de Gracia, Miguelito veía por primera vez la luz del sol. En su casa siempre se escuchaba música. Sus padres eran grandes seguidores de la copla y el flamenco, y en Barcelona descubrieron la nova Cançò Catalana con cantautores como Marina Rosell, Lluís Llach, Joan Manuel Serrat o Raimon.

Siendo bien pequeño, la familia se trasladó a Madrid. Y fue así, como Miguelito creció entre sonidos provenientes del rock, la rumba, el flamenco, el punk y la copla de los años 70 y 80. La pasión por la música le llevó a comprar un bajo eléctrico y a ofrecer su trabajo a grupos de escaso presupuesto. Pertenece a esa generación intermedia entre el rock de los ochenta y la del actual movimiento Indie.

Lichis también recuerda aquella época como caótica. “Solía tocar el bajo en ambientes de blues y folk, y también con grupos que hacían versiones de jazz fusión y rock. Había compuesto algunas cosas y en el 93 me fui a vivir a Lavapiés. Era un momento en el que estaba llegando gente de muchos países y mi casa era como la ONU. Un día me dije: Voy a meter todo esto en una batidora y a ver qué pasa. Al principio iba por los garitos entregando la maqueta y me decían: " ¿Qué coño es esto?". Es lo que me gusta. No critico a los que llevan toda la vida con lo mismo, pero yo necesito recuperar la motivación con nuevos alicientes”.

Así nace el grupo Maleza. El barrio de Lavapiés influye mucho en esa manera de entender la vida y la música. Lichis se reúne con algunos amigos, artistas y antiguos compañeros con los que ha colaborado como bajista profesional, y amplia la oferta musical desde la rumba y el rock hasta cualquier otro estilo inimaginable. 
 
En el año 1993 ya llenaban garitos en Madrid con un estilo que recoge la tradición de la rumba catalana. Pero Lichis es una persona con muchas inquietudes musicales. Tanto es así que no tiene reparo a la hora de confesar que le gusta casi todo. Es de los que primero escuchan y después descartan. Su manera de entender la música es tan amplia como excitante.
Por eso Maleza da paso a un proyecto más intimista y personal, que el mismo Lichis lidera durante muchos años después. Se llama La Cabra Mecánica y empieza a sonar con fuerza en la escena musical. La banda está formada por Lichis y diversos músicos y amigos que entran y salen del grupo con naturalidad entre 1993 y 1997. Lichis es el alma y centro de todo cuanto rodea a La cabra Mecánica.

Gracias a los conciertos que ofrecen en todo tipo de escenarios, van ganando adeptos, fieles a unas letras ácidas y sinceras, combinadas con un cóctel de ritmos mestizos. De esta manera, La Cabra Mecánica comienza a despertar la curiosidad de algunas discográficas.



Lichis es autodidacta. Confiesa no haber terminado sus estudios de B.U.P, pero es un tipo que se aferra a los libros como a un clavo hirviendo. Engulle libros sin parar y en ellos encuentra muchas veces su propia fuente de inspiración. Devora con tanta fuerza los libros de Henry Miller, Bukowki, Sartre o Celine, como los de Vázquez Montalván, Quevedo, Umbral, Aristófanes o Petronio de La Antigüedad Clásica. La literatura del Siglo de Oro, la poesía satírica y la novela picaresca son géneros con los que se siente muy identificado. 
 
Reconoce ser un adicto a la Coca-Cola, al tabaco y a los casetos de gasolineras. También siente deseos incontrolables por la carne roja. Le gustan programas de televisión como “Buenafuente” y “El Intermedio”. Le encantan el cine documental y directores como Kubrick, y David Lynch. Escribe desde bien pequeño, aunque su afición por la poesía se desarrolló en el colegio. Allí componía rimas para meterse con los compañeros que le caían mal, los niños le pagaban por escribir sus redacciones y las niñas caían rendidas ante poemas de amor. Las letras de las canciones llegaron cuando empezó el instituto, influido en algunos aspectos por la sátira de Javier Krahe.

Busca la inspiración en cualquier parte, allí donde la encuentre. En el metro, en la parada del autobús, en el váter o comprando el pan. Muchas veces su fuente de inspiración es el refranero majadero. Le gusta la combinación entre lo popular y lo sabio. Afirma no escribir bien y ser un perfeccionista irremediable. Eso sí, para escribir debe encontrarse en un estado de paz interior, tranquilidad y calma absoluta. Se confiesa maniaco depresivo y cuando sufre una crisis es incapaz de escribir nada decente. Los estados eufóricos o los momentos decadentes no le convierten en mejor compositor, pero estoy segura de que sí le convierten en mejor persona. Es en esos momentos cuando demostramos quienes somos en realidad. Lichis es un alma en busca del nirvana, como tantas otras…

En 1997 publica el que será su primer trabajo discográfico, Cuando me suenan las tripas. Un álbum debut con mucha sátira, acompañada de melodías potentes y eclécticas. Un trabajo realizado por el productor freelance Cataldo Torelli, para la discográfica DRO. Tiene buena acogida entre la crítica y los singles "Reina de la Mantequilla" o “Mi única riqueza” suenan en las radios. Son letras que te desgarran las entrañas cuando las escuchas a fondo. Algunos las consideran “demasiado bestias”. Y eso a estas alturas de la vida…

El mismo Lichis comentaba en una entrevista que “hay gente a la que las letras les han parecido quirúrgicas hasta el punto de que les han dolido. Pensaba que se lo iban a tomar con más humor. Creo que es necesario reírse de uno mismo. La canción “Qué te follen” era una canción que compuse pensando en un colega que murió de la heroína. Él fue quien me inició en esto de la música. No había tocado nunca un instrumento y la primera vez que pisé un local fue con él”.



En 1999 sale al mercado el segundo disco, llamado Cabrón. Producido por Juanjo Melero, conocido por sus otros trabajos con grupos como Def Con Dos, Garrett Wall, Lou Garx, Sherpa o Universo Violento. También es distinguido entre la industria cinematográfica por haber trabajado con maestros como Roque Baños, Mariano Barroso, Álvaro Fernández Armero o Montxo Armendáriz. 
 
Poco después, el grupo Celtas Cortos se llevaría a La Cabra Mecánica de teloneros en su gira del 2000, donde pudieron comprobar cómo las canciones funcionaban en directo. Cabrón es uno de esos discos que, cada vez que lo escuchas, redescubres algo nuevo. El humor inteligente y satírico sigue vigente en este segundo trabajo, lo cual es un signo de autenticidad. 

Encontramos en él canciones como “Sobre cañones y moscas”, “Verborrea” o “Terribles ochenta”, que critica a grupos de la movida madrileña por su cambio hacia lo políticamente correcto, cuando lo bueno que tenían estaba en que eran contraculturales. Lichis afirmó en una ocasión: “Fue un disco que saqué en contra de la compañía, de mis amigos, de mis músicos y de todo el mundo. Fue un proyecto en el que no confió absolutamente nadie, y aún así decidí hacerlo”. No se vendió mucho pero éste trabajo definió aún más la honestidad de La Cabra. Así nació uno de los mejores discos que se han hecho en la década de los noventa.

Su tercer disco, Vestidos de domingo del 2001 fue el disco que marcaría un antes y después en La Cabra Mecánica. Un disco producido por Alejo Stivel y que cuenta con la inestimable colaboración de la gran María Jiménez, en “La Lista de la compra”. Según palabras del mismo Lichis “María Jiménez es una punki, es como yo siempre la había imaginado de pequeño. Tenía que ser ella quien cantara esa canción. No la compuse para ella, pero cuando se me ocurrió, pensé: Esto va a ser un gol. Y así fue. Un auténtico golazo”.

Una canción que surgió fruto de la casualidad y que se ha convertido en parte de muchas personas. Una canción que lanzaría al estrellato al grupo. Según Lichis “intuí el éxito que tendría ésta canción cuando comprendí que debía cantarla con María Jiménez”. Personalmente en mi caso, ya sé que soy una simple periodista, pero es una canción que me marcó mucho y que siempre formará parte de la banda sonora de mi vida. Dentro del mismo disco encontramos otros grandes éxitos como “La fábula del hombre lobo y la mujer pantera” y “Felicidad”. La cabra estuvo tres años de gira con este trabajo, dando más de 400 conciertos por todo el país. 


 
Sus discos son un rompecabezas hecho a base de rock, rumba, hip hop, country, copla, tango y una variedad interminable de estilos musicales, formas, ritmos y todo tipo de referencias. Eso forma parte del mestizaje que ya caracteriza a la banda y la acerca cada vez más al público.

El éxito de Vestidos de domingo se tradujo en un disco grabado en directo en el Teatro Jacinto Benavente” en Galapagar (Madrid) y publicado en 2003 bajo el título Ni jaula ni peceras. Varios temas inéditos y colaboraciones de amigos como Ismael Serrano fueron pieza clave. Un disco con el que Lichis tuvo que lidiar mucho y tomarse bastantes valerianas. El motivo: la inclusión del tema “No me llames iluso”, utilizado en una campaña publicitaria, de la que Lichis nunca quiso formar parte ni con la que se sintió identificado en ningún momento. Para él fue un completo error hacer este tema porque le manipularon y engañaron para fines comerciales. A pesar de convertirse en un “desgraciado” éxito, la canción “No me llames iluso”, fue una estrategia de marketing para aprovecharse de un grupo como La Cabra, que ya era conocido en el panorama musical. Lichis detesta tanto ese tema que dejó de tocarlo en sus conciertos.

Dejé de hacerlo en un concierto cuando se me acercó una mujer y me dijo que tocara el “No me llames iluso” porque tenía prisa y sólo había venido para escucharla. Para colmo, en los conciertos había pancartas con el nombre de la canción y mi disco no se llamaba “No me llames iluso”. Yo nunca habría escrito un estribillo tan estúpido. No pegaba nada con La Cabra Mecánica. Mi disco se llama Ni Jaulas ni peceras y parecía que mucha gente no se daba ni cuenta, por una errónea impresión de éxito”.

Pero Lichis siempre sale a flote. Es un tío consagrado, que ha elegido la música como destino. Admirador, a veces incluso obsesionado, de Robe Iniesta, del grupo Extremoduro, al que considera “el tío que se ha expresado con más sinceridad de todos los letristas que ha habido en este país.” También le gustan Camarón, Rosendo (como letrista), Sabina (por su manera de escribir y su picardía),Albert Plà, (quien le influenció mucho),Javier Krahe, Alaska y Berlanga, Kiko Veneno, Martirio, Juan Antonio Canta, Siniestro Total, George Harrison, Tom Waits y su querido Fito…y así podríamos seguir hasta que la lista fuera interminable, pero los que son, están.



En 2005 publica su cuarto disco, llamado Hotel Lichis, que nos presenta trece canciones nuevas y transgresoras. Como ejemplo, algunas tan imprescindibles de La Cabra como “Ay, poetas”,”Pinocho”,”Siesta”,”Hotel Lichis” o”Antihéroe”.
Dani Alcover y el mismo Lichis producen este nuevo álbum con pocos solos de guitarra, sin pretensiones y sencillo, como el propio Lichis. Una atmósfera sin ningún tipo de implicación más allá que la propia implícita en las canciones, en donde hay una línea estilística más o menos coherente con los discos anteriores. Un álbum que se convertiría en disco de culto para los seguidores de La Cabra Mecánica.

Tras el alumbramiento de este formidable trabajo, nace Felicidad Producciones, un estudio de grabación y una productora independiente, con la finalidad de crear una plataforma de gestión integral con base en El Estudio, alternando los directos de La cabra Mecánica con las producciones en su estudio (entre otros, Troublemakers Blues Review –su proyecto de blues-, Daniel Higiénico y La Mangana Band).

Cuatro años después de su anterior álbum, Lichis ha decidido decir adiós a su proyecto de La Cabra Mecánica. Han pasado casi quince años y se considera un tipo feliz. Quince años de canciones, de vivencias personales, seis regalos musicales, mucha poesía urbana, de la calle. Quince años de sonrisas compartidas y mucha ilusión. Pero Lichis no es de los que abandonan su destino, volverá. La música le escogió a él. 


 
El último trabajo de la banda se llama Carne de canción. Un doble disco recopilatorio con un diseño muy especial, perfecto para coleccionistas y grandes fans. Un trabajo que nos presenta tres temas nuevos que apuntan a lo que será su futuro en solitario: “Valientes”,”Carne de Canción” y “Yayo Yaya”, así como versiones tomadas de directos y maquetas. Un doble CD más un DVD con los videoclips de “Valientes”, ”Mi única riqueza”, ”Reina de la mantequilla”, “La lista de la compra”, “Felicidad”, “Caramelo”, “La uña de la rumba” y “ El malo de la película”. Y si esto fuera poco para alguno, en el DVD también encontraréis los directos de “La Lista de la compra”,”Felicidad” y “La uña de la rumba”.Es de ésta forma como Lichis dice “un hasta luego”. De momento se ha ido de gira con su amigo Fito y Fitipaldis, que también presentan nuevo disco,”Antes de que cuente diez”. Fito y Lichis se conocen desde que Fito dejó Platero y tú.

Él siempre dijo que sentía admiración por La Cabra y ya habían colaborado en temas como “La casa por el tejado”. Lichis, líder y alma de La Cabra Mecánica se despide lleno de cariño, gratitud y satisfacción por los éxitos cosechados. Casi todas las entradas para los conciertos de ésta gira se han agotado, así que suponemos que este chaval del barrio barcelonés de Gracia seguirá dando mucho de qué hablar.
Dicen de él que es cabezota hasta la saciedad pero eso se ve recompensado con su constancia y fuerza de voluntad. Una fuerza que le ha llevado a recorrer distintos caminos para encontrarse a sí mismo.

Ahora nos llevará un tiempo acostumbrarnos a no escuchar esas genuinas canciones llenas de picaresca. Pero La cabra ya ha dado todo lo que podía dar y Lichis tiene ganas de volverse a sentir como un niño en un escenario con una guitarra nueva. Tiene ganas de volverse a emocionar, de sorprenderse a sí mismo y de empezar desde cero. Nos cuenta que va a publicar un álbum con su discográfica que llamará Miguelito, que es el nombre de un tema que Jairo Zabala le compuso. Quiere trabajar desde la artesanía y conocer el nombre y apellidos de cada músico. Utilizará el folk de los ambientes más fronterizos o americanos, y también copla, blues y todo aquello que lleva años experimentando. Y seguiremos viéndole, sonriente, feliz con su música, leal a sus principios y siempre innovando y descubriendo nuevas amalgamas de sonidos. Su nueva apuesta es también la banda Fulanos & La Mengana Band, pero esto ya se merece un reportaje a parte, que muy pronto podréis disfrutar en nuestro canal.



A nosotros sólo nos queda desearle buena suerte en este nuevo viaje que emprende y decirle que le seguiremos la pista, allá donde vaya…
Un abrazo y felicidad

AINTZANE CASTILLO



1 comentario:

Estela dijo...

Su mujer que soy yo jamás le impedí cantar esta canción, de hecho a toda la banda nos gustaba, otra mentira más Miguel